A medida que el año fiscal 2023 se acerca a su fin, diversos Gobiernos Regionales de Chile enfrentan significativos desafíos para cumplir con sus metas presupuestarias. Según datos de la Dirección de Presupuestos (Dipres), al mes de noviembre, la ejecución presupuestaria de estos gobiernos no superó el 70% y, en casos como los de Coquimbo y Aysén, ni siquiera alcanzó el 60%.
Los retrasos a nivel central, la lentitud operativa de la Dipres, y las observaciones realizadas por la Contraloría, son algunos de los factores que han impactado negativamente en el desempeño fiscal de las regiones. A esto se suma la controversia generada por la Circular Nº 20, una medida implementada a raíz del caso Convenios que ha complicado aún más la gestión de los fondos regionales.
Pese a estas dificultades, los Gobiernos Regionales (Gores) siguen comprometidos con alcanzar una ejecución cercana al 100% para fin de año, tal como se había prometido a la ciudadanía. Sin embargo, la realidad muestra un panorama desafiante. Al cierre de noviembre, regiones como Magallanes, Tarapacá y La Araucanía reportaron apenas más del 30% de sus presupuestos sin ejecutar.
En contraste, Valparaíso y la Región Metropolitana se destacaron por haber logrado una ejecución presupuestaria del 100% el año pasado, seguidos de cerca por Antofagasta con un 99,03%. Las demás regiones, en cambio, aún trabajan arduamente para ajustar sus cuentas antes de que finalice el año.
Este escenario no solo refleja las dificultades operativas y administrativas que enfrentan los Gores, sino también las implicaciones de una nueva estructura presupuestaria que incluye todos los gastos de los gobiernos regionales financiados tanto por transferencias del fisco como por otros ingresos.
A nivel nacional, la ejecución presupuestaria de los Gores alcanzó un 63,5% en noviembre, centrada principalmente en la ejecución de gasto de capital, según la Dipres. Este porcentaje, aunque modesto, supera incluso a ministerios claves como Educación y Obras Públicas.
El panorama para los Gores de Chile en 2023 ha sido complejo, marcado por una serie de obstáculos que han limitado su capacidad para gestionar eficazmente los recursos asignados. Con el cierre del año fiscal en el horizonte, la presión aumenta para estos gobiernos regionales, que deben balancear la urgencia de cumplir con las expectativas presupuestarias y la necesidad de gestionar los recursos de manera transparente y eficiente.
